lunes, 13 de mayo de 2024

¡Auroras a la puerta de casa!

     A estas alturas seguramente muchas de las personas que nos leen ya se habrán enterado, sea porque la han visto o porque lo han leído en prensa o redes sociales, de que durante la noche del pasado viernes sucedió un fenómeno muy poco habitual en nuestras latitudes: pudimos ver una aurora boreal. En esta entrada queremos explicar un poco en qué consistió el fenómeno y compartir alguna de las fotos hechas por nuestros socios. 


¿QUÉ SON Y CÓMO SE PRODUCEN LAS AURORAS BOREALES?

     Las auroras boreales (o australes, en el hemisferio sur) son el resultado de la interacción del viento solar con el campo magnético terrestre. El Sol envía al espacio un flujo de partículas cargadas, principalmente electrones y protones, de forma continua. Habitualmente, cuando estas partículas se aproximan a la Tierra, son desviadas por la magnetosfera y sólo aquellas más energéticas llegan a sortear esta defensa entrando por los polos, donde el campo magnético terrestre es mas débil. 

 

 
Foto realizada con el móvil por nuestro compañero Carlos desde las afueras de la ciudad de Burgos (Villanueva de Río Ubierna).

     Cuando estas partículas entran en contacto con las partes altas de la atmósfera, normalmente a alturas entre los 100-300 km, se encuentran con un gas enrarecido (muy poco denso) compuesto principalmente por átomos,  aunque también hay algunas moléculas, de oxígeno y nitrógeno. Cuando el viento solar impacta con este gas excita a esos átomos (o incluso los ioniza, según como sea su energía) que al volver a su estado fundamental, casi de manera instantánea, emiten una pequeña cantidad de energía. La suma de todas ellas es la aurora boreal

     Los colores que vemos en la misma dependerán de las partículas y energía en juego. El principal responsable de las auroras es el oxígeno. Al excitarse produce los dos colores más característicos: el rojo y, sobretodo, el verde. El primero se da en la parte más alta de la atmósfera donde la abundancia de oxígeno es menor y por tanto también la energía necesaria, produciéndose transiciones a mayor longitud de onda. Un poco más abajo, en el rango de altura comentado anteriormente, el oxígeno es más abundante y las transiciones son más energéticas, dando lugar al típico color verde. Por otro lado, por debajo de estas alturas, es más abundante el nitrógeno y su interacción con las partículas cargadas provenientes del Sol dan lugar a colores rojizos y violetas. La gama de colores que vemos durante una aurora boreal será la mezcla de todas estas interacciones, a distinas alturas y con distintos elementos, e irá cambiando de forma e intensidad a medida que el viento solar es atrapado por la magnetosfera.


Así capturó con su teléfono nuestro socio Dani la aurora desde la sierra de Madrid (Collado Mediano).


LA GRAN AURORA DEL 10 DE MAYO: ¿POR QUÉ TAN AL SUR?

     La energía del viento solar no es siempre la misma sino que varía según el momento del ciclo solar en el que nos encontremos. Como ya mencionamos hace un tiempo, en la actualidad estamos inmersos en el máximo solar. Durante este periodo, que según los ciclos puede durar al menos 2-3 años, el Sol se muestra más activo. Esto quiere decir que la cantidad y complejidad de fenómenos como manchas, protuberancias y fulguraciones se incrementan de forma considerable. Como consecuencia de todo esto, también el número y la intensidad de tormentas solares (también llamadas tormentas geomagnéticas) aumenta. Una de ellas ha sido la responsable de las grandes auroras vistas durante las últimas horas.

     De manera más concreta, el origen de esta gran tormenta solar, la más importante de las dos últimas décadas, ha sido una eyección de masa coronal (EMC) generada en el grupo de manchas NOAA 13664. Se trata de un gran grupo, que alcanzó la categoría más compleja, cuya visibilidad es posible solo durante la época de máximo solar. Ha llegado a ser tan grande (unas 17 veces nuestro planeta) que ha podido observarse incluso a simple vista (recordemos que siempre hay que hacerlo con el uso de filtros adecuados). Su configuración magnética ha sido muy compleja, con múltiples emersiones, y en un momento dado se ha producido una reconexión magnética de las líneas del campo que ha liberado la ingente cantidad de energía que ha llegado hasta nosotros desencadenado la gran tormenta solar. En este caso, este grupo, en apenas unas horas ha originado no una, sino seis EMCs que se pueden ver aquí.


Imagen del Sol tomada el día 11 por nuestro compañero Leo desde Burgos. En el recuadro se puede ver en detalle el gran grupo que ha originado las últimas auroras, con nuestro planeta, a escala, a su lado para resaltar sus dimensiones.


     Las EMCs son un hecho más o menos habitual en el Sol, sobretodo en épocas de máximo, y hay que tener en cuenta que pocas veces alcanzan la Tierra. Para ello tienen que venir en nuestra dirección y justo a nuestra altura, lo cual no es tan fácil como pudiéramos creer. Para entenderlo mejor tenemos que imaginarnos todo esto en 3D y no como hacemos tan a menudo, como si fuera un plano. El tiempo medio que tarda en llegar la energía de estas ECMs a nuestro planeta es típicamente de 24-48 h. Esto quiere decir que una vez detectada una hipotética tormenta potencialmente dañina capaz de impactar sobre nosotros (el Sol está monitoreado día y noche) disponemos de un cierto tiempo para proteger satélites e infraestructuras con el fin de evitar o minimizar posibles daños. Es algo obvio, pero viendo el ruido que generan terraplanistas y gente similar, especialmente en redes sociales, plagadas de expertos (léase con ironía), merece la pena aclarar que nos es tan probable que se den toda esta serie de requisitos, y mucho menos con una intensidad tal que suponga una amenaza para nuestra civilización.

      Cuando se producen estas tormentas tan intensas, la cantidad de partículas en el viento solar y su energía es tan alta que son capaces de atravesar buena parte de nuestro planeta hasta llegar a latitudes muy alejadas de los polos, cercanas incluso al Ecuador, y a partes bajas de la atmósfera. Esto hace que, de manera muy ocasional (una o dos veces por ciclo solar) se puedan ver auroras en nuestras latitudes, aunque no tan intensas como esta última. La tormenta solar fue tan energética, de hecho alcanzó el nivel máximo de la correspondiente escala, que llegó a producir auroras en sitios tan al sur como las Islas Canarias (28º de latitud) o ¡incluso Puerto Rico (18º)! En estos casos, nos llega la cola del viento solar, la parte final más débil, con lo cual son poco intensas y son muy difíciles de ver a simple vista, de hecho se suelen confundir con nubes. Tienden a ser rojizas (por la baja altitud) y solo se ven en la parte más cercana al horizonte norte, siendo bastante estáticas, nada que ver con el espectáculo dinámico y lleno de colores que podemos observar en las partes cercanas a los polos, donde llegan a extenderse por buena parte del cielo.


Imagen de la parte final, más difuminada, de la aurora del pasado día 10 desde Villanueva de Río Ubierna (Carlos).

 

    En los próximos días compartiremos la experiencia de uno de nuestros compañeros, que observó esta aurora desde Sicilia. Aprovechando también el tema de las auroras, tenemos pendiente también compartir los viajes que nuestros socios han hecho a tierras nórdicas para disfrutar en condiciones las auroras "de verdad". Mientras tanto seguiremos mirando hacia el cielo ...


 




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